Paradojas electorales

De vez en cuando los medios de comunicación nos sorprenden con titulares como éste:

Colau ganaría hoy las elecciones en Barcelona siendo la quinta líder mejor valorada”

¿Cómo es posible que habiendo cuatro candidatos mejor valorados que ella, los pueda superar en unas hipotéticas elecciones? Como es habitual, hay un conjunto de elementos que se combinan para dar ese resultado.

​Polarización a favor y en contra

En las encuestas que piden la opinión sobre los líderes políticos se suele preguntar si se les conoce o no y en caso afirmativo valorarlos con una escala que va de 0 a 10. Y cuanto más conocido un líder más se polarizan las opiniones. Así Ada Colau obtiene un 47,3% de “aprobados” -segundo mejor porcentaje de todos los líderes- y un 48,8% de “suspensos”, lo que arroja una media penosa. Los demás líderes pasan “más desapercibidos”, lo que les proporciona menos seguidores (“followers”) pero también menos detractores (“haters”).

​¿Gobernar para todos?

Aunque se proclame hipócritamente que se va a “gobernar para todos”, la realidad es que quien gana unas elecciones lo hace con la calculadora en la mano, con objeto de conseguir en el Parlamento de turno una mayoría simple de votos favorables para sus propuestas.

En mi opinión los representantes políticos deben negociar y alcanzar acuerdos. Pero limitarse a conseguir la mitad más uno de los votos es en el mejor de los casos gobernar para un escaso 50% de la población. Casi nunca se llega ni siquiera a ese porcentaje, debido al sistema de asignación de escaños basado en el Sistema D’Hondt que suele favorecer a las candidaturas mayoritarias.

Pero además, quien gobierna así acapara para los suyos no ya el 50 sino el 100% de los cargos públicos a dedo, las subvenciones para sus entidades afines y otros cuantos beneficios que se suman a la propia victoria electoral.

En el caso de Ada Colau la opinión sobre su gestión ni siquiera llega al 50% de aprobados, pero la aritmética de los escaños que podría conseguir cada candidatura electoral probablemente le permitiría seguir gobernando “para todos”. No es el único caso. Por desgracia el rodillo parlamentario -imponer la mitad más uno- es un viejo conocido de nuestro régimen legislativo y practicado sin distinción de color político.

Como cantaba el grupo musical ABBAEl ganador se lo lleva todo” (The winner takes it all).

​El mercado electoral: albaricoques o melocotones

¿Qué podemos hacer los ciudadanos de a pie? El instrumento habitual que tenemos en nuestra mano es la papeleta de votación. Pero la demanda democrática se estrella contra la oferta de alternativas políticas, ninguna de las cuales ha mostrado el menor interés por gobernar para más allá del 50% de los votantes.

Añádase que las listas electorales, cerradas y bloqueadas, son confeccionadas por la mano de hierro de la cúpula de cada partido y que quien gobierna escoge el momento para llamar a las urnas, según sus propios cálculos demoscópicos. En realidad no elegimos: votamos a los que otros han elegido. La alternativa está entre “albaricoques o melocotones” y si no nos gustan ni los unos ni los otros alguien ajeno pondrá en nuestro carrito de la compra la fruta que toque.

Sobre formas complementarias de participación electoral como la convocatoria de un referéndum, ya señalé en otro lugar el tremendo margen de trilerismo que brinda para quien lo convoca… cuando le interesa convocarlo.

​La España vaciada: ¿nectarinas en Castilla y León?

El enésimo ejemplo de manipulación electoral lo tenemos en la convocatoria anticipada a las Cortes de Castilla y León. Con gobiernos del Partido Popular desde 1987, el adelanto es un intento por parte de éste de marcar tendencia electoral”, que compense su continua pérdida en intención de voto y pensando en las elecciones de 2023 que se acercan. De hecho estamos en campaña electoral continua, como una forma de distraer de los problemas que el país tiene por delante.

Castilla y León reúne a muchas de las provincias incluidas en el movimiento de la España Vaciada. Esas provincias son, por su demografía y por el sistema de circunscripciones electorales, las que requieren menos votos para conseguir cada escaño. Y por su reducido número de escaños, las que acentúan más la desproporción entre partidos mayoritarios y minoritarios. En definitiva la base ideal del bipartidismo.

La paradoja es que esas “cómodas” provincias para los grandes partidos han salido respondonas. Las primeras reacciones no se han hecho esperar. Pablo Casado, líder del PP, ha calificado a la España Vaciada como “marca blanca del PSOE”. Como viene siendo la tónica en nuestro mercado electoral se opta por denigrar la opción contraria, o que amenaza con quitarnos votos, antes que realzar la opción propia.

El 13 de febrero las urnas emitirán su veredicto. Pero ese día no se acaba la cuestión. Las carencias de nuestro sistema democrático-electoral siguen presentes.

El próximo post dentro de dos martes, el 18 enero 2022

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