El nuevo rey de Inglaterra, Carlos III, ha accedido al trono a la friolera de 73 años. Un poco tarde, ¿no? A esas edades muchos sólo piensan ya en intentar llevar una vida saludable, para llegar sin grandes aspavientos a la edad de los progenitores: en el caso de Carlos, a los 96 años de su madre o los 99 de su padre, por no hablar de los 101 de su abuela materna. Si Carlos III consigue mantenerse en el trono hasta la edad de su madre entonces el Príncipe de Gales, Guillermo, heredaría el trono a los 63 años: también algo mayorcito para disfrutar de la corona; bastante lejos en ambos casos de las 26 primaveras con las que Isabel II tomó posesión del trono.

La herencia ¿una buena noticia?
En los antiguos cuentos románticos, el joven y apuesto plebeyo lograba casarse con “la rica heredera” de turno. ¡Felicitaciones! siempre que no hubiera que esperar a tener 73 años para heredar…
Bajando al caso español, y sin entrar en la polémica populista-mediática de los impuestos sobre herencias y patrimonio, la realidad es que heredar ya no es lo que era al menos para un porcentaje creciente de la población: tanto en 2021 como en lo que va de año el número de personas que ha renunciado a una herencia se ha disparado. ¿Por qué?
La dependencia se come la herencia
El aumento de la longevidad, un bien en sí mismo, suele significar un mayor número de años vividos saludablemente pero también de los años en los que se desarrollan enfermedades degenerativas y por tanto la dependencia.
La teoría económica del consumo a lo largo del ciclo de vida señala que los ingresos de una persona suelen tocar su máximo en torno a los 50 ó 55 años de edad. A partir de entonces los ingresos bajan, lo que se acentúa al entrar en la jubilación. Entonces una persona mayor intenta reducir su consumo para mantener las necesidades fundamentales cubiertas y sobre todo poder afrontar los gastos crecientes derivados de un deterioro de la salud y aumento de la situación de dependencia.
La acumulación de patrimonio habida durante las fases anteriores del ciclo de vida se va diluyendo y va reduciendo la potencial herencia que recibirían los descendientes hasta llegar a cifras que pueden ser negativas. Los descendientes, muchos de ellos incluso ya jubilados, deben hacer frente a la tarea del cuidado de sus mayores dada la deplorable situación de la ayuda oficial a la dependencia en España, el precio de las residencias de mayores privadas y la calidad (¿?) y disponibilidad de las públicas.
Sólo queda la vivienda
En otro lugar he señalado que contrariamente a noticias superficiales y sensacionalistas el patrimonio de la mayoría de las personas mayores es mucho menor de lo que se quiere dar a entender (exceptuando claro a Amancio Ortega, Juan Roig, Florentino Pérez y demás). En la Encuesta Financiera de las Familias, elaborada por el Banco de España, se muestra que hay una gran disparidad en el patrimonio de los mayores, que en la mayoría de los casos acaba reduciéndose a la vivienda propia. La creciente dificultad de las generaciones más jóvenes para acceder a una vivienda explica la diferencias por edades en la cuantía del patrimonio, pero desde luego es puro sensacionalismo afirmar que “los mayores de 75 años ya son el grupo de edad con más patrimonio. Poseen un 440% más que los jóvenes”. No tener en cuenta como advierte el Banco de España que “la distribución de la riqueza es muy asimétrica”, ni la evolución patrimonial y de renta a lo largo de la vida abre camino al populismo mediático.
Muchas entidades financieras, patrocinadoras de páginas webs orientadas a los mayores (¿casualidad?), ofrecen de forma oportunista la opción de la hipoteca inversa. Ésta suele consistir en convertir a dinero el valor que representa la vivienda, sin perder los derechos de titularidad. Al morir el propietario, la entidad financiera se convierte en la dueña a no ser que los herederos devuelvan el dinero que percibió la persona fallecida. ¡Dónde han quedado los “ricos” herederos!
Abusos
Como refleja la Encuesta de Competencias Financieras que elabora el Banco de España, la población española, y en particular el segmento mayor, tiene una escasa cultura financiera y es carne de cañón para estafas y abusos. En el pensamiento colectivo permanece el recuerdo del caso de las preferentes en Bankia.
En lo que respecta a la hipoteca inversa se trata de una operación no exenta de riesgos, como se ha señalado desde diversos enfoques. El propio Banco de España ha redactado una Guía en la misma dirección.
La evolución demográfica de las sociedades modernas se sigue contemplando todavía con ideas preconcebidas de otras épocas. Una revisión crítica se hace cada vez más necesaria y urgente.
El próximo post dentro de dos martes, el 18 octubre 2022