Un entierro y tres Comunidades Autónomas
23 febrero 2020: casi un centenar de personas se congregan en el cementerio de El Salvador de Vitoria-Gasteiz para velar y el día siguiente enterrar a un hombre de 40 años. Los asistentes, que coinciden con una pareja llegada de Italia, vuelven después a sus lugares de residencia: Vitoria-Gasteiz en Álava, Casalarreina y Haro en La Rioja, y posteriormente Miranda de Ebro en Burgos. El coronavirus se extiende casi a la vez por tres Comunidades Autónomas. ¿Se coordinaron entonces los tres servicios sanitarios o posteriormente los de todas las CCAA? No (ver El País, 31 marzo 2020). ¿Por qué?
Lo cierto es que existe mejor coordinación a nivel europeo con una única Tarjeta Sanitaria Europea, válida en 31 países, que en España donde la tarjeta sanitaria de una Comunidad Autónoma no es operativa en ninguna de las otras 16. Eso sin hablar de las diferentes coberturas, medios y requisitos para una atención sanitaria que presume de ser «universal». ¿Cómo es posible que el teléfono único de emergencias para toda Europa e incluso algunos países latinoamericanos sea el 112 y sin embargo tengamos un teléfono diferente para consultas sobre el coronavirus en cada una de las CCAA?

Sí, el señor Torra tenía razón
Claro que el estado de alarma invade competencias de las Comunidades Autónomas en materia de sanidad. El problema es que la ausencia de coordinación y entendimiento entre las mismas y con el gobierno central NO DEJABA OTRA ALTERNATIVA. Es que ni siquiera en esta situación se ha producido el menor esfuerzo o mostrado el menor interés de unos y otros por avanzar en una coordinación y consenso. En vez de coordinación sólo hay ordeno y mando poco eficaz del gobierno de Pedro Sánchez y por eso mismo los resultados son decepcionantes, cuando no trágicos para sanitarios, personas mayores, desempleados, autónomos, PyMEs, etc.
El ejemplo de Alemania
Alemania es el único país que según el Regional Authority Index goza de una descentralización superior a la española. Sin necesidad de estados de alarma han tomado decisiones unánimes entre el gobierno federal y los gobiernos regionales (Länder). Este «milagro«, como lo calificó la propia Angela Merkel, ha permitido poner en marcha políticas sanitarias más eficaces que en la mayoría de los países europeos. Pero no es un milagro. Es el resultado de años de coordinación en la sanidad y otros campos, de claridad en la distribución de competencias, de un Consejo Federal de los Länder que funciona y, sobre todo de sentirse un único país.
En España los gobiernos autonómicos controlan el 92,6% del gasto sanitario público, (datos 2018), que supone del 25% al 39% de los presupuestos de cada CCAA. ¿Se traduce esto en una atención sanitaria a la ciudadanía de más calidad y eficacia?
El Estado de las Autonomías: defectos y virtudes
De un gran ciclista ganador del Tour de Francia se decía, no sin cierta mala uva, que tenía todos los defectos de un gran campeón y ninguna de sus virtudes. De igual forma, nuestro Estado de las Autonomías parece tener todos los defectos de la descentralización y ninguna de sus virtudes.
El Estado de las Autonomías debería significar:
- una mayor cercanía de la ciudadanía a la gestión de lo público,
- una simplificación de los procedimientos de esa gestión,
- un mayor reconocimiento a los distintos colectivos y sus rasgos propios, sean mayorías o minorías, y por todo ello
- un enriquecimiento del conjunto de España derivado de la diversidad dentro de la lógica coordinación, respeto, solidaridad y suma de esfuerzos.
No hay espacio aquí para explorar los obstáculos que entorpecen la construcción de un Estado de las Autonomías enriquecedor. Sólo enumeraré varios problemas que trataré en futuras entregas:
- Descentralización no equivale per se a más democracia
- Gobiernos autónomos y locales están peor fiscalizados en su gestión por parte de la ciudadanía. De ahí que la corrupción de los políticos, no los funcionarios, haya estado mucho más extendida a esos niveles que a nivel central
- Cargos y «asesores de confianza» en municipios, diputaciones y gobiernos autónomos se convierten en botín de los partidos políticos gobernantes, más cerca del caciquismo decimonónico que del gobierno de la ciudadanía
- La izquierda española (si todavía tiene sentido hablar de izquierda hoy en día) ha caído de lleno en la trampa identitaria, ensalzando diferencias como rasgos excluyentes en vez de diversidades que suman
- ¿Por qué es tan raquítico el número de «convenios» y «acuerdos de cooperación» horizontales entre CC.AA., que define el Art.145.2 de la Constitución?
- Se ha dejado la política lingüística en manos del independentismo, que utiliza la lengua como instrumento segregador, con la pasividad cómplice de los sucesivos gobiernos centrales, como bien señala Mercè Vilarrubias (Por una Ley de Lenguas. Convivencia en el plurilingüismo).
Continuará.