De jóvenes a… ¿jubilables?

En los últimos meses se han publicado varios informes sobre la situación actual de la juventud española (Ivie, Consejo de la Juventud de España, EsadeEcPol, etc) que apuntan siempre en la misma dirección: precariedad laboral, incremento en la edad de emancipación, precios y requisitos imposibles para el alquiler de una vivienda, barreras para la creación de nuevos núcleos familiares y tener descendencia, impacto en la salud mental, etc.

En muchos casos la situación empieza a ser dramática y por eso la tentación de hacer la maleta y formar parte de la fuga de talento se hace cada vez más atractiva, con la consiguiente pérdida de personas bien formadas pero desaprovechadas en nuestro país.

¿Mayores contra jóvenes?

La tentación de algunos analistas es achacar a una supuesta codicia de las generaciones de mayores la mala situación de los que vienen detrás. Este tipo de planteamientos torticeros, que intenta enfrentar a los centennials con los baby boomers olvida interesadamente que existe una gran diversidad entre los mayores, igual que en el caso de los jóvenes. Como dice el informe del Ivie “aunque los jóvenes españoles de edades comprendidas entre los 16 y los 29 años tienen rasgos generacionales comunes, los factores socioeconómicos de origen y, muy especialmente, la formación alcanzada, marcan importantes diferencias entre los mismos. Lo hacen principalmente en sus posibilidades de inserción laboral, pero también en otros importantes ámbitos de sus trayectorias vitales”.

Es el mercado de trabajo ¡estúpido!

Parafraseando la célebre frase hecha popular durante la campaña electoral de Bill Clinton (“Es la economía, estúpido”), el mercado de trabajo que tenemos en España EXPULSA A LOS MAYORES Y MALTRATA A LOS JÓVENES.

Frente a quienes abogan por alargar más la edad de jubilación hasta los 70 años, hay que recordar que se siguen practicando EREs como el reciente de Telefónica que envía a 3.421 empleados mayores de 55 al desempleo. ¿Conseguirán éstos un nuevo empleo para seguir trabajando hasta los 70 años? Hasta la propia Yolanda Díaz reconoce que los mayores de 45 años no consiguen encontrar trabajo en España.

Qué pensión de jubilación esperar

Sobre el papel el sistema público de pensiones español es uno de los más generosos que existen. Pero en cuanto se empieza a tener en cuenta los requisitos necesarios para percibir la pensión las cosas empiezan a tomar otro cariz.

Se tiene derecho a cobrar la pensión de jubilación si se ha cotizado por lo menos 15 años, 2 de ellos dentro de los últimos 15 antes del momento de la jubilación. Así sólo se percibe el 50% de la pensión. En cambio para cobrar la pensión máxima hay que contar con una base reguladora elevada, cotizar durante más tiempo y llegar a alcanzar una edad de retiro determinada. Para 2024 la edad de jubilación es de 66 años y seis meses, si se han cotizado al menos 38 años, ó 65 años con carreras laborales más largas. Estas condiciones se van a ir endureciendo hasta el año 2027.

Los “coeficientes reductores” van recortando la pensión teórica de modo que por ejemplo existen 865.439 jubilados anticipados que sufren importantes recortes perpetuos en sus pensiones, pese a haber cotizado 40 o más años. En fin, el 60% de las pensiones están por debajo del Salario Mínimo Interprofesional, incluyendo ahí la inmensa mayoría de las pensiones de viudedad.

Ante este panorama, ¿qué pueden esperar los millones de personas mayores de 45 años si España está entre los países europeos con una menor tasa de empleo sénior, un 41%, diez puntos por debajo de la media europea, uno de cada tres parados es mayor de 50 y uno de cada dos es de larga duración? ¿Qué pensión van a poder percibir? Se encuentran pillados dentro de una pinza hecha por la expulsión temprana del mercado de trabajo y las exigencias crecientes para aspirar a una jubilación decorosa.

Y ello por no hablar de la penalización que sufren muchas mujeres que tienen que jubilarse más tarde que los hombres por no haber podido cotizar lo suficiente en su juventud. Un análisis del Centre d’Estudis Demogràfics concluye que una política de aumento de la edad de jubilación única para todos igual perpetuaría desigualdades.

¿Dónde está el problema?

Se focaliza la cuestión en prolongar la edad de la jubilación, pero en España trabajar más años tiene que venir de joven. Y volvemos al principio: con unas condiciones laborales precarias -bajos salarios y frecuentes temporadas en la cola del paro- las esperanzas de las generaciones jóvenes de una pensión digna se evaporan.

Resuenan las palabras que Jesucristo dedicó al grupo de mujeres que lloraban al verle camino de su crucifixión: «no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos (…) Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?» (Evangelio de San Lucas: 23:28-31)

El próximo post dentro de dos martes, el 6 febrero 2024

Publicidad navideña: moñas y mentirosa

Como ya es costumbre cuando llegan las Navidades hemos sufrido un auténtico diluvio de publicidad, aunque esta vez ha ido un paso más allá de lo habitual. En primer lugar han escaseado los anuncios “ONGeros”, quizá porque tenemos demasiado cerca dos guerras (invasión de Ucrania y guerra Hamas-Israel) y por la polarización de opiniones sobre las migraciones hacia nuestro país. Y las imágenes clásicas que poblaban esos anuncios de ONGs, lejos de recordarnos las campañas del Domund de nuestra infancia, quizá iban a abrir heridas que todavía están muy presentes.

Vuelta a casa

En cambio ha vuelto a casa por Navidad la publicidad hiper-sensiblera basada en la manipulación hasta extremos insoportables de imágenes caricaturescas de los entornos familiares y hogareños: ”¿tú crees que lo hemos hecho bien?” Al menos el anuncio en sí parece que se ha hecho bien, ya que ha sido el claro triunfador de publicidad moñas de la temporada navideña.

Pero no ha sido el único. Esta vez ha habido una dura competencia para conquistar nuestra capacidad sensiblera y/o de compasión que, no lo olvidemos, tiene unos límites bien definidos.

Así una multinacional de venta de muebles nos quiere ayudar a vivir la Navidad familiar sin estresarnos, porque parece que ya tenemos de sobra con el estrés que nos produce el tener que montar los muebles que les compramos.

La cota más alta de publicidad moñas familiar la alcanza una empresa cárnica que, aparentando criticar la publicidad basada en la Inteligencia Artificial y la simulación de los valores familiares concluye con una exaltación aún mayor de los mismos. Denunciar una cosa para hacer justamente eso mismo parece ser marca de la casa, habida cuenta de lo ocurrido con su campaña navideña del año pasado, por la que se le acusó de postureo ecológico o greenwashing.

Otra multinacional de bebidas refrescantes nos invita a comportarnos como Papá Noel, aunque ellos se dediquen a demandar a una tribu indígena colombiana que comercializa una bebida derivada de la hoja de coca llamada Coca Pola.

Una gran empresa de telecomunicaciones por lo visto se dedica a mandar besos por su red, pero lo que está mandando es a 3.421 empleados mayores de 55 al desempleo (¿no eran el “talento senior” del que tanto se habla pero ninguna empresa quiere para sí?).

Por su parte, una conocida empresa energética se apunta en su haber todas las victorias del deporte femenino patrio, aunque se dedique al “escandaloso” vaciado de embalses para producir energía más barata, pero sin bajar los precios.

Unos grandes almacenes proclaman estar llenos de magia, pero si queremos hacer una reclamación online más bien pensaríamos en brujería.

En fin, la medalla de oro del cinismo se la lleva una plataforma de venta por internet que tras ser demandada por el gobierno norteamericano por prácticas monopolísticas ilegales nos brinda una campaña navideña titulada “La alegría de compartir”.

Total, que acabamos sin saber a qué atenernos porque si “No hay mayor suerte que la de tenernos” ¿para qué vamos a jugar a la lotería? Pero “Al menos tengo salud”, nos aparenta consolar una multinacional francesa de productos lácteos. No hay por qué dudar de sus sentimientos hacia nosotros, aunque haya tenido que echar mano de una empresa especializada en la confección de ”branded content y marketing de contenidos” para justificarlo. ¿De verdad se preocupa por nuestra salud? Ya hace años fue denunciada por publicidad engañosa y recurrir al temor, y más recientemente por saltarse la normativa sobre Productos Lácteos Sostenibles o rebajar el precio del litro de leche a los ganaderos andaluces.

En conclusión: “Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen” (Evangelio de San Mateo, 23:3).

Barra libre de “pibones”

Otro de los efectos “mágicos” de la publicidad navideña es que lo políticamente correcto deja de tener aplicación. Cuando nos pasamos el año siendo aleccionados sobre la lucha contra la cosificación de la mujer como objeto erótico deseable, o las campañas contra la gordofobia y otras similares basadas en indignatitis identitarias, los anuncios de perfumes, fragancias y colonias nos recuerdan que donde hay un pibón (ella o él) que se quite todo lo demás.

Entendería que unos hicieran una cosa y otros la contraria. Pero cuando son los mismos medios de comunicación que nos acusan de machismo, discriminación, etc. los que viven de la emisión publicitaria de imágenes que refuerzan ese machismo y discriminación, empezamos a no creernos ni una cosa ni la otra.

Como también quedan un poco en entredicho las sucesivas campañas, también mayormente publicitarias, con las que el Ministerio de Igualdad nos ha venido insistiendo en los últimos tiempos. Quizá una simple declaración de apoyo Narges Mohammadi, Premio Nobel de la Paz 2023 y feminista represaliada y encarcelada por el régimen de Irán, hubiera sido más convincente.

El próximo post dentro de dos martes, el 23 enero 2024