El cáncer identitario y los ciber-inquisidores

Los tres ganadores del reciente Premio Planeta han utilizado como pseudónimo colectivo el de Carmen Mola. Los pseudónimos son corrientes en los premios literarios, en particular cuando se trata de más de un autor. Pero algunas personas han puesto el grito en el cielo por el hecho de haber usado un pseudónimo femenino por parte de tres varones.

​El cáncer identitario

El 28 de agosto de 1963 más de 300.000 personas participaron en la Marcha sobre Washington reclamando la igualdad de derechos entre negros y blancos. Al finalizar Martin Luther King Jr. pronunció su famoso discurso “I have a Dream” (Yo tengo un sueño). En él declaraba:

“Yo tengo el sueño de que un día (…) niños negros y niñas negras podrán unir sus manos con niños blancos y niñas blancas como hermanos y hermanas”.

Más de medio siglo después, ciertas corrientes de opinión niegan la posibilidad de unirse “como hermanos y hermanas”, y no me refiero sólo a los supremacistas blancos. Los negros serían radicalmente diferentes de los blancos, las mujeres de los varones, los homosexuales de los heteros, los transgénero de los cisgénero, los islamistas de los cristianos y los judíos, los catalanes…

Lejos de exigir la igualdad basada en el respeto a la diferencia, se proclama la imposibilidad de ser tratados como iguales. Raza, etnia, género, creencia religiosa, orientación sexual, lengua materna, etc. definirían identidades incompatibles y excluyentes.

El siguiente peligro es comparar las identidades. ¿Cuál es superior? Como señala Francis Fukuyama, “ese deseo de igual reconocimiento [por parte de grupos que han sido marginados por sus sociedades] puede deslizarse fácilmente hacia una demanda de reconocimiento de la superioridad del grupo. Ésta es gran parte de la historia del nacionalismo y la identidad nacional, así como de ciertas formas de política religiosa extremista en nuestros días” (Identidad. La demanda de dignidad y las políticas de resentimiento, p.38).

Este cáncer identitario es el que está destruyendo al movimiento progresista norteamericano:

“Los liberales (…) se lanzaron hacia las políticas del movimiento de la identidad y perdieron la noción de lo que compartimos como individuos y de lo que nos une como nación” (Mark Lilla, El regreso liberal. Más allá de la política de la identidad p.19)

Lo que en principio quiere ser un enfoque liberador se convierte en una ideología que justifica posturas y políticas simplemente reaccionarias.

​Los nuevos inquisidores

En el seno de un número creciente de universidades norteamericanas “liberales” el cáncer identitario ha pasado a la acción. Los “ofendidos” lanzan campañas en las que señalan, boicotean, censuran y expulsan de la universidad o de sus puestos de trabajo a quienes simplemente emiten una opinión discrepante. Es una caza de brujas alimentada en las redes sociales pero que puede llegar hasta la persecución personal y la violencia, tal y como denunciaron más de 150 intelectuales en una carta publicada en la revista Harper’s.

Esta intransigencia sólo genera una espiral de odios mutuos y resentimientos que alimentan el extremismo identitario contrario, tal y como supo explotar con habilidad Donald Trump en su día.

El enrarecimiento del clima universitario en Estados Unidos está empezando a calar también en universidades francesas o en Cataluña. Y cuando los Rolling Stones se autocensuran para evitar la ciber-inquisición, más valdría pensar qué está pasando.

​La acusación de “apropiación cultural”

La intolerancia va más allá, cuando se prohíbe que alguien que no forme parte de mi grupo identitario hable o se solidarice con el mismo o incorpore en su vida o en su actuación elementos relacionados con ese grupo. Un blanco no puede criticar el racismo contra los negros porque no es negro. Aparentemente no lo puede entender ni tiene derecho siquiera a interesarse por la cuestión o solidarizarse. Sólo podría humillarse, pedir perdón y sentirse culpable. Esto se puede aplicar a las diferencias de género, de orientación sexual, de creencias religiosas, etc.

Ni si quiera se puede incorporar en una obra de arte elementos de otras culturas o grupos. Según los nuevos inquisidores eso es apropiación cultural.

Caroline Fourest, conocida feminista, luchadora por los derechos de los homosexuales, y en contra de los fundamentalismos religiosos, el antisemitismo y el extremismo político, escribe con ironía:

“Si ya no podemos interpretar un personaje que no tenga la misma identidad que nosotros, si los trans solo pueden hacer de trans, los homosexuales de homosexuales y los heterosexuales de heterosexuales, si los discapacitados deben actuar de discapacitados, ¿cómo hacemos con las películas de ciencia ficción? ¿Habrá que encontrar a un hombre azul para que actúe en Star Trek? Y sobre todo, ¿quiénes harán de zombis?”

(Generación ofendida. De la policía cultural a la policía del pensamiento, p.104)

Lo que es seguro es que estas dinámicas sólo desembocan en crispación y radicalismo, que favorecen a…

¿Son entonces los ganadores del Premio Planeta culpables de apropiación cultural?

El próximo post dentro de dos martes, el 9 noviembre 2021

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Élites políticas… televisiones… redes sociales…

​Todo empezó en 1988…

…cuando de la mano de Felipe González la televisión privada aterrizó en España. Y fue en las elecciones generales de 1993 y 1996, cuando los partidos mayoritarios descubrieron el poder de la televisión, superior al tradicional de la prensa escrita. Pero los partidos fueron más allá. Poco a poco la relación que mantenían con la sociedad por medio de sus afiliados o las asociaciones afines (sindicatos, etc.) fue sustituida por la emisión de mensajes a través de los medios de comunicación, en particular la televisión. El camino lo mostró Richard Nixon en su exitosa campaña electoral de 1968.

La vuelta de tuerca del dominio de las televisiones privadas la aportó Rodríguez Zapatero en 2005, permitiendo la creación de Cuatro y La Sexta, que fueron poco después engullidas por Mediaset y Atresmedia respectivamente, consolidando así el duopolio televisivo en España.

​Las reglas de atención mediática

Pero utilizar los medios de comunicación (privados) como herramienta de comunicación de los partidos políticos con la sociedad tiene sus servidumbres. Al fin y al cabo las televisiones son un negocio que busca el lucro a base de comprar audiencia y vender publicidad.

Y ¡cómo se “compra” audiencia? Luis Arroyo Martínez nos explica las reglas que siguen las noticias (¿?) para aparecer en los medios de comunicación. Éstas se centran en:

  1. lo personal y lo privado
  2. la competición, la lucha por el estatus y la rivalidad personal
  3. lo nuevo, lo inesperado, lo anormal, lo extraordinario y lo exótico
  4. los síntomas de crisis, la violencia, el dolor y las amenazas al sistema

¿No es lo que nos sirven diariamente los medios de comunicación, sobre todo las televisiones?

​Hiperliderazgos políticos

Nuestros líderes políticos parecen sentirse a gusto en este formato, como traje a medida para lo se que ha venido a llamar hiperliderazgos:

Algo está cambiando en la manera en que muchos líderes democráticos ejercen el poder. (…) los hiperlíderes gestionan sus gobiernos con un añadido de centralidad y personalismo. (…) La emocionalidad substituye a la racionalidad como factor central en la comunicación y fomenta un contacto directo entre el hiperlíder y la sociedad que gobierna.”

(CIDOB Report nº 4)

Como señala Félix Ortega, “lo decisivo no es ya el encuentro directo del líder político con sus seguidores sino el acceso al gran público a través de los mass media. Estos son la real correa de transmisión entre los partidos y sus electores”. (“Del auge del periodismo”, Claves de la Razón Práctica, n.º 72, pp.53-58)

Tenemos hiperlíderes bien conocidos: Pablo Iglesias, Isabel Díaz Ayuso, Pedro Sánchez, Albert Rivera, Pablo Casado, etc. Ahora no sabemos lo que cada partido hace o propone: sólo lo que su líder dice. Y para hacerse notar tienen que seguir las reglas de atención mediática: polemizar continuamente, es decir crispar la opinión pública.

​La esperanza (truncada) en Internet

Hace años creímos que Internet traería un espacio de comunicación distinto al de los medios tradicionales, donde nos podríamos expresar libremente, creando redes colectivas de mensajes. Así sucedió en España con ocasión de los atentados del 11-M (“Pásalo”) o el movimiento 15-M.

Este nuevo espacio mediático sirvió en su momento para lanzar nuevos partidos. El ejemplo más claro es el de Podemos que demostró el dominio del márketing político moderno, con el uso de diversas herramientas telemáticas como Appgreee, Reddit o Agora Voting, además de Facebook y Twitter. Aunque hoy en día ha sido superado con creces por Vox.

Pero las redes sociales son negocios privados, con una lógica mercantil y manipuladora tal y como muestra el caso de Cambridge Analytics o las dudosas prácticas de Facebook. Son también los mejores vehículos para los bulos y mensajes de odio.

Y los partidos políticos españoles no han dudado en utilizarlas para canalizar la desinformación como arma política: A los rasgos clásicos de personificación, emocionalidad y polarización, se una ahora la viralidad que otorgan las redes sociales y su apariencia de espontaneidad.

​Puertas giratorias

Quizá por eso entre líderes políticos y medios de comunicación hay unas puertas giratorias fluidas. El desembarco de políticos en los medios de comunicación, en particular pero no sólo como “tertulianos” de platós de televisión, se ha agudizado en los últimos meses.

También ha habido trayectorias desde las televisiones a la política como es el caso de Pablo Montesinos (PP), Isabel Rábago (PP) o Begoña Villacís (Cs). (No hablaré aquí de la reina Letizia)

Pero quien ostenta el número uno en esta puerta giratoria es sin duda Pablo Iglesias: desde el programa televisivo “La Tuerka”, pasando por platós de TV, hasta la Vicepresidencia del Gobierno para volver otra vez a los medios, sobre los que había pedido un “control democrático”. No es extraño que en su momento declarara que «El debate parlamentario no sirve; los verdaderos parlamentos son los platós de televisión«. Es una persona joven y la puerta seguir girando…

El próximo “post” dentro de dos martes, el 26 octubre 2021.