¿Una guerra entre generaciones?

Unos cuantos mensajes tóxicos

Si damos crédito a algunas pseudo-noticias de los medios de comunicación parece que se ha desatado la guerra entre jóvenes y mayores.

Por un lado la generación de los mayores estaría acumulando la riqueza del país, viviendo tan ricamente con una pensión blindada y pasando a la sociedad una factura cada vez mayor en cuidados de larga duración… en vez de morirse antes, como sucedía antiguamente.

Porque además lo que han cotizado para su jubilación no cubre ni mucho menos lo que después van cobrando durante cada vez más años. Y así en la “hucha de las pensiones” no quedaría ni un céntimo para la jubilación de los que vinieran detrás, como si se tratara de una especie de estafa piramidal.

Todo ello estaría agravado por la inminente jubilación de la generación del “baby boom”, es decir los nacidos entre 1946 y 1964, tras la Segunda Guerra Mundial. En España, en realidad este boom correspondería a los nacidos entre 1957 y 1977, unos de diez años después.

Por otro lado los jóvenes actuales -que encima cada vez son menos- parecería que tienen alergia al trabajo, o como mucho sólo lo aceptan si es tele-trabajo, son quejicas y ni-nis, sólo pensando en salir de fiesta, además de acumular un fracaso escolar creciente.

¿Un problema de natalidad?

Nos llevan asustando con una supuesta crisis de natalidad, en particular en nuestro país. Pero la realidad es que, aunque nacen menos niños ello están compensado por una drástica reducción de la mortalidad infantil y una inversión social creciente en la infancia y juventud, lo que brinda unas generaciones con mejor preparación y productividad, lo que supondría una mayor capacidad en sostener en el futuro a las generaciones mayores. No me extenderé en otras falacias sobre la dinámica poblacional, ya que el demógrafo Julio Pérez Díaz entrevistado recientemente en RNE hace una clara y magistral exposición, entrevista que recomiendo y que puede también escucharse directamente aquí, a partir del minuto 16:50.

¿Insolidaridad entre generaciones?

Aunque se pretenda presentar que el beneficio de una generación iría en detrimento de la otra, en realidad los estudios de la llamada economía generacional (proyecto National Transfer Accounts, NTA, de Naciones Unidas) presentan un panorama bien distinto.

A nivel global del país las transferencias monetarias entre generaciones presentan un flujo constante, en particular desde los segmentos en edad laboral -más o menos entre los 25 y los 65 años- hacia las generaciones jóvenes (cuidados personales y formación) y hacia las de los mayores (pensiones y cuidados de salud).

Y en las relaciones dentro de una misma familia el apoyo económico de muchos pensionistas hacia sus descendientes son de sombra conocidos y documentados. Pero hay más: los servicios personales, hacia los nietos o hacia los mayores necesitados de cuidados, son transferencias que no aparecen en la contabilidad nacional ni en el PIB pero que son una realidad cotidiana, ejercida en su mayoría por las mujeres.

¿Nos salen las cuentas a nivel de país?

Se dice cada vez más que la “hucha de las pensiones” se está agotando, debido al incremento en tiempo y cuantía de las mismas, y que ese coste no está cubierto por las cotizaciones correspondientes. Esta tercera falacia oculta que hay pensiones no contributivas cuyos perceptores han aportado a la sociedad y a su núcleo familiar durante muchos años un trabajo no mercantil y por tanto no reconocido oficialmente y que no ha “cotizado” para su futuro. Si creemos que la pensión ha de estar vinculada a la cotización estamos cometiendo una grave injusticia hacia estas persona, nuevamente en su mayoría mujeres.

Un mercado de trabajo que expulsa a los mayores y maltrata a los jóvenes

Pero podría suceder que las cuentas globales de contribuciones y gastos entre los distintos segmentos de edad empiecen a no cuadrar, debido a la creciente inversión hacia jóvenes y mayores, pero contando con una población en edad laboral comparativamente menor.

Como señala un estudio reciente del Banco de España, buena parte del aumento del gasto de pensiones en el futuro podría ser compensado si la tasa de empleo se elevara hasta alcanzar el nivel que dicha tasa registra en Alemania. ¿Es posible?

La realidad es que nuestro mercado de trabajo expulsa sistemáticamente a un número sustancial de trabajadores mayores, por medio de EREs que incluyen a quienes han cumplido 52 ó 53 años o con cláusulas de jubilación forzosa, de modo que la tasa de empleo de los senior baja año tras año.

¿Y los jóvenes? La tasa de desempleo juvenil española sigue siendo la peor a nivel europeo y los empleos de la mayoría de los jóvenes presentan unos niveles de precariedad vergonzosos.

Lejos del enfrentamiento, unos y otros son víctimas de un sistema que la profesora Albena Azmanova ha retratado como el capitalismo de la precariedad.

El próximo post dentro de dos martes, el 7 marzo 2023

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Redes (a)sociales y medios de (in)comunicación

Cómo mueren las plataformas sociales

En un reciente artículo que ha tenido una gran repercusión en la ciber-prensa el periodista Cory Doctorow describía así este proceso que él mismo llamaba de “enmierdación” de las plataformas o redes sociales. Cómo de ser útiles para los usuarios de las redes se transforman en puro negocio de empresas comerciales que abusan de esos usuarios, para finalmente acaparar todo el valor generado en beneficio propio, incluso a costa de estas mismas empresas. Entonces terminan por morir.

“Cuando van pasando de, originalmente, ser buenas para sus usuarios, a abusar de sus usuarios para mejorar su propuesta de valor para sus clientes comerciales, para después terminar abusando de esos clientes comerciales para capturar todo el valor para ellos mismos, momento en el que mueren.”

Pluralistic: Tiktok’s enshittification (21 Jan 2023)

Explotación comercial… y política

El caso más famoso de explotación de los usuarios de una red social lo protagonizó Cambridge Analytica. Esta empresa británica de minería y análisis de datos recopilaba, analizaba y utilizaba en beneficio de campañas electorales los datos de los usuarios de la red Facebook, sin el permiso de éstos. Su cerebro, Christopher Wylie, reveló el papel crucial de la empresa en las victorias de Donald Trump y el Brexit en 2016, como ha detallado en su reciente libro: Mindf*ck. Cambridge Analytica. La trama para desestabilizar el mundo.

El último ejemplo de explotación de los usuarios de una red social es el caso de TikTok, que añade a lo anterior el espionaje a gran escala en favor del gobierno chino.

El atracón de (pseudo)información mata nuestra capacidad de atención

Pero las redes sociales impactan también negativamente en nuestras capacidades de fijar la atención y profundizar en cuestiones relevantes. La catarata de (pseudo)contenidos informativos a la que estamos diariamente sometidos por parte de las redes sociales, pero también de los modernos medios de comunicación, provoca que nuestra atención en cada tema sea cada vez más volátil y menos duradera.

Un grupo de investigadores comprobaron que en el año 2013 en Twitter un tema se mantenía entre los cincuenta más comentados sólo durante 17,5 horas. Tres años después la cifra había bajado hasta 11,9 horas. Los temas vienen y van y nuestra atención vuela de uno al siguiente de forma acelerada. Con el paso del tiempo, nos concentramos cada vez menos en cada tema. Se da una tendencia a la aceleración. Cada tópico tarda menos en alcanzar un pico de popularidad, y después cae más rápidamente aún. Cuanta más información se recibe menos tiempo tenemos para concentrarnos en un elemento informativo particular.

Otros estudios han comprobado que cuando se produce un aumento del volumen de informaciones que nos llegan, como por ejemplo al utilizar técnicas de lectura rápida, es menos probable que seamos capaces de asimilar cuestiones complejas o difíciles. De esa forma nos decantamos cada vez más hacia afirmaciones y planteamientos simplistas, eliminando los matices. Es una experiencia a la que los medios de (in)comunicación nos tienen sometidos diariamente, en particular en televisión.

Si pasamos el tiempo alternando de un tema al siguiente nuestra comprensión se hará más lenta, cometeremos más errores, nuestra creatividad será menor y recordaremos menos lo que hacemos, como expone el periodista Johann Hari en su libro El valor de la atención. Por qué nos la robaron y cómo recuperarla.

Las redes sociales (realidad ficticia) nos sustrae del mundo real

La conexión entre personas a través de internet y otros medios de comunicación ayuda a mantener nuestra red de relaciones, pero siempre que sea efectivamente eso: conexión entre personas. Pero cuando lo que encontramos en las redes no son personas sino “avatares”, mensajes estereotipados, marketing corporativo o de individuos, “influencers”, etc. no entramos en relación con nadie sino con pseudo-contenidos que nos sacan de nuestra realidad, del mundo real.

Lo irónico es que quienes se enriquecen diseñando y explotando esos medios son los que más evitan caer en las trampas en las que los propios medios nos colocan. Son la nueva clase dirigente que está por encima de la masa ciber-conectada, pero desconectada en el mundo real. Muy ilustrativa y comentada fue la fotografía que el propio Mark Zuckerberg publicó, en la que junto a una muchedumbre de personas enganchadas por gafas de realidad virtual, él era la única persona que habitaba la única realidad auténtica fuera de la red social dirigida por él mismo.

Sólo la conexión entre personas reales, con sus inconvenientes pero también que sus ventajas incuestionables, nos hará superar esa tela de araña en la que nos quieren hacer vivir un sueño -que no una realidad- por muy agradable y a nuestra medida que sea el sueño en el que nos sumimos. Seguro que ese esfuerzo traerá recompensas inesperadas. La primera de ellas, mejorar nuestra capacidad de atención y de comprensión de la complejidad de las cosas y las personas.

El próximo post dentro de dos martes, el 21 febrero 2023