Discriminación y Acción Positiva

Sé que abordar la cuestión de la discriminación en la sociedad española es meterse en un jardín repleto de zarzas y trampas, pero ello no es razón para pasar de puntillas. Y si además se añade al análisis el cómo se está aplicando la llamada “Acción Positiva”, la refriega está garantizada. Pero esto tampoco es razón para mirar hacia otro lado.

La cuestión viene a cuento porque el escritor y periodista Manuel Guisande ha abierto una petición en change.org para que haya un porcentaje obligatorio de sénior en empresas e instituciones, argumentando que “lo mismo que la Ley de Igualdad establece un porcentaje de presencia femenina en empresas e instituciones, los seniors reclamamos igualdad de trato”.

¿Tiene sentido esta petición?

¿Cabe aplicarla sólo por razón de género, o también por razón de edad? ¿Y si se tiene en cuenta el artículo 14 de la Constitución Española que proclama que “los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”?

La legislación española sólo ha establecido medidas contra la discriminación estableciendo cuotas por género en la listas electorales y en los consejos de administración de las empresas privadas de más de 50 trabajadores. Se trata de obligar a una mayor presencia de mujeres en las esferas de poder, aunque se dejan fuera áreas cruciales como por ejemplo el núcleo duro del Presidente del Gobierno: 14 hombres frente a 4 mujeres.

Comenzando por el principio: de la diversidad a la igualdad

El economista indio de etnia bengalí y Premio Nobel Amartya Sen nos recuerda que “los humanos somos profundamente diversos. Cada uno de nosotros es distinto de los demás. Pero además existe un amplio abanico de criterios bajo los cuales se puede juzgar la igualdad: los ingresos, la riqueza, la felicidad, la libertad, o las oportunidades, derechos o necesidad de realizarse. ¿De qué igualdad estamos hablando? Dada la diversidad real de los seres humanos “si se pide la igualdad en términos de una variable, resulta imposible, de hecho y no sólo teóricamente, el buscar la igualdad en términos de otra”.

Igualdad económica

Parecería que conseguir la igualdad económica de todas las personas sería un objetivo política y moralmente deseable. Creo que esta postura no resiste la crítica más elemental: ¿es que alguna ministra está a favor que el último conserje de su Ministerio cobre lo mismo que ella?

Hablaríamos entonces de combatir las desigualdades económicas. Ello no tiene sentido en sí mismo. La libertad lleva aparejada sin duda una deriva hacia las desigualdades en los ingresos y la riqueza. Por eso el filósofo Harry Frankfurt indica que “desde el punto de vista de la moralidad no es importante que todo el mundo tenga lo mismo. Lo moralmente relevante es que cada cual tenga lo suficiente”. Pero es que además una supuesta política de igualdad de ingresos o de riqueza sería notoriamente injusta si las necesidades (de cuidados de salud, transporte, vivienda, etc.) son distintas para las diversas personas.

Para otro post dejaré al cuestión de la meritocracia y su tiranía, de la que habla el filósofo de la política Michael Sandel.

Lo que sí debería ser un imperativo moral y político es la lucha contra la desigualdad derivada de la explotación de una personas por otras (o por sistemas institucionalizados) y su perpetuación, y el poder que esa desigualdad puede otorgar en otras esferas sociales, ideológicas o de poder político.

Combatir la discriminación

La lucha contra la discriminación y el odio hacia las minorías en la Unión Europea sigue sin producir resultados tangibles tras 17 años de acciones, según el segundo estudio publicado a finales de 2017. Se trata de problemas estructurales que las sociedades actuales siguen sin poder solventar.

Un tipo de medidas se centra en el apoyo “suplementario” a las minorías -o no tan minorías- desfavorecidas, pero que no logra compensar las desigualdades de base, como por ejemplo la carga de las tareas domésticas y de cuidado de personas (ascendientes o descendientes). Han mostrado una débil eficacia.

El enfoque tradicional de ex/inclusión basado en grupos se ocupa principalmente de la identificación y el apoyo de los grupos excluidos vulnerables. Como señala un documento de la UNESCO sobre desventajas acumuladasel estatus de excluido a menudo trasciende la afiliación a un solo grupo y se encuentra en la intersección de múltiples identidades. Ser mujer, como factor, puede no poner automáticamente a alguien en un alto riesgo de exclusión del mercado laboral. Pero ser una mujer gitana de una comunidad rural desatendida en Europa central y oriental aumenta el riesgo de forma espectacular”.

Insistir en políticas unidimensionales (basadas en el género, la edad, etc.) puede ser no sólo estéril sino también contraproducente, o incluso crear nuevas desigualdades dentro de esos mismos grupo de población.

El próximo post dentro de dos martes, el 11 julio 2023

Para qué ha servido nuestro voto el 28-M

Aunque las elecciones del 28 de mayo pasado se referían a Comunidades Autónomas y Ayuntamientos, lo cierto que durante la larga pre-campaña se habló de todo menos de eso. Más bien el debate (¿?) se centró en las grandes polémicas -que no grandes problemas- a que nos tienen acostumbrados las cúpulas de los partidos políticos y medios de comunicación.

Por ello resulta paradójico que a continuación se nos convoque para una nueva cita electoral, esta vez para repoblar Congreso y Senado con las figuras designadas (=elegidas) una vez más por las cúpulas de los partidos.

Si lo que va a seguir siendo el contenido de los debates es lo que hemos estado oyendo -y cada vez menos escuchando- durante la campaña anterior, parecería que lo adecuado hubiera sido aplicar el reparto de votos de la convocatoria anterior a esta nueva del 23-J, y así nos ahorraríamos dinero y sobre todo tiempo vacacional de verano. Pero el planteamiento parece ser el de una especie de “revancha”. En términos tenísticos se hablaría si el PP “confirma el break o si el PSOE hace un “contra-break. Aunque la verdad resulta mucho más interesante lo que hace Carlitos Alcaraz y compañía en las canchas de tenis.

El resultado real del 28-M

Las votaciones del 28 de mayo han tenido una doble resultante. Por un lado han constituido una especie de super-macro-encuesta expresiva del sentimiento electoral de la población, con una muestra gigante de “entrevistados”, que han reflejado sin necesidad de una ulterior “cocina” demoscópica su voluntad. Parece que todas las formaciones políticas han tomado cumplida nota y de ahí las reacciones posteriores.

La segunda resultante es la que ha pasado más desapercibida, aunque sobre el papel parecía la más importante. Se trata de hacerse con los recursos controlados por gobiernos de las Comunidades Autónomas y Ayuntamientos los cuales, descontando el presupuesto que corresponde a la Seguridad Social, en conjunto son más del doble de los que controla la Administración Central.

Comunidades Autónomas y Ayuntamientos no sólo tienen mucho dinero sino que además son cada vez más determinantes en los criterios de gasto, al asumir un creciente número de transferencias y ámbitos de decisión en terrenos tan trascendentales como la sanidad, la educación o la vivienda.

Y con todo esto, ¿qué van a hacer?

Supongamos por un momento que en nuestra Comunidad Autónoma o nuestro Ayuntamiento han ganado “los nuestros”. Creo que muy pocos votantes podrían decir qué va a hacer el equipo gobernante salido de las urnas con el dineral que va a tener en sus manos, más allá de algunas nociones vagas sobre la orientación ideológica del mismo.

¿Y nos vamos a enterar?

Ningún programa electoral -como si a estas alturas lo que contienen tuviera la más mínima credibilidad- ha mencionado si “cuando gobernemos” se podrá contar con algún sistema de control independiente de lo que se gasta, por qué se gasta y los beneficios que reportará a la ciudadanía. De anuncios de “lo que vamos a hacer” estamos bien surtidos; de lo que realmente se ha hecho y sus resultados no tanto. Por decir algo.

Tampoco la transparencia en las decisiones, en las razones para lanzar tal o cual programa de ayudas, en los algoritmos que determinan si una persona u hogar puede aspirar a acogerse a dicho programa, etc. es algo que hayamos visto incluido en la batería de promesas electorales.

¿Y los nombramientos a dedo? Muchas Administraciones Autonómicas y Locales van a cambiar de equipos de gobierno. Lo mismo es previsible que suceda en las Diputaciones Provinciales, como efecto en cascada. Es de temer que se vuelva a producir el famoso fenómeno de las cesantías, que Pérez Galdós analizó en el Siglo XIX y que nos ha recordado Rafael Jiménez Asensio en su reciente libro El legado de Galdós.

23-J: corregido y aumentado

Los inicios de la pre-campaña orientada a la nueva convocatoria electoral apuntan a que el tono del debate (¿?) va a seguir siendo altamente ideologizado. A este respecto, algún comentarista ha señalado cómo este tono tan tirante de campaña perjudicó al actual Presidente de Gobierno en las elecciones del 28-M, a pesar de que en el terreno de la política económica hubiera podido presentar un balance más favorable: la polarización ideológica por él mismo fomentada acabó por mermar sus posibilidades.

Y sobre el espectáculo de la confección de las listas electorales y los codazos para ocupar los puestos con garantía de un escaño en el Parlamento, no hace falta repetir lo ya dicho en otras ocasiones.

El próximo post dentro de dos martes, el 27 junio 2023